Los piensos contaminados con micotoxinas causan una gran variedad de efectos adversos como la disminución de la ingesta de alimentos, el bajo rendimiento, problemas de reproducción, salud e inmunidad. Los síntomas, a menudo, no son específicos y le cuestan miles de millones de dólares al sector agroalimentario. Las micotoxinas de la dieta también pueden terminar en los productos animales destinados al consumo humano, como la leche, los huevos y la carne, donde permanecen como moléculas tóxicas estables e inertes. En condiciones normales, es probable que se produzca una contaminación múltiple, que puede estimular un efecto sinérgico, lo que aumenta el impacto negativo en el rendimiento y la salud del animal. Al mismo tiempo, la combinación con toxinas bacterianas aumenta significativamente los problemas de salud.
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